Los anónimos no son amigos
son pájaros de mal agüero,
se tapan la cara
y se destapan el trasero.
En mi barrio una vecina
me tiene envidia
y en el extranjero más de una rubia
me tiene celos.
En Sevilla conocí a un hotelero
al que haciéndole mucho bien
me quitó el puesto.
También puede haber algún bloguero
a quienes mis letras le escuezan en el cerebro:
porque son dulces y ellos unos tiesos,
porque son tiernas y ellos son cierzos,
porque son puras y ellos peliagudos,
porque son sutiles y ellos seran rudos,
porque mis letras son generosas
y ellos pueden ser ridículos.
Los anónimos no son amigos,
son cuervos de mal agüero,
se tapan la cara
y se destapan el trasero.
Al anónimo le digo
que si no tiene otra cosa que hacer
que vaya a tirar piedras a otro sitio
o que se tire de los pelos del pecho...
MarianGardi©